La Flor Más Grande Del Mundo

Ya lo he dicho en reseñas y críticas de animaciones, y es que, aunque sean dirigida a un público infantil, si se hacen de una manera, los adultos también pueden disfrutarla, alejados de una temática absurda o de una historia muy sosa que sólo es una escena alargada para contar detalles de manera exagerada. Pero el caso es que hay muchas de ellas que sí son trabajadas desde un punto más allá de una simple animación y narrativa simple. Logran tener un doble sentido que entretiene a los niños y hace pensar a los adultos.

Últimamente, uno de ellos es la colaboración entre Disney/Pixar que, con películas que parecieran sencillas y dirigidas a los infantes, también tienen una elaborada historia detrás que, cuando uno las analiza, son profundas. Otras compañías o producciones gozan de ese atrevimiento, y en la literatura no hay excepciones. Una de ellas es La Flor Más Grande Del Mundo, escrita por José Saramago.

SINOPSISUn pequeño niño sale de casa dispuesto a embarcarse en aventuras fantásticas, cruzando la tierra, bosques y desiertos, hasta que encuentra una flor marchita que requiere de su ayuda para no morir y crecer. El niño lo hará y será recompensado.

El libro está conformado por una historia que ya había aparecido en «Las Maletas Del Viajero» (1973) con el título «Historias Para Niños», que a su vez es un recopilación que ya habían aparecido en los diarios «A Capital» y «Jornal Do Fundao» entre 1969-1972. Lo que significa que este pequeño cuento ya existía desde los 60's y a través de los años se ha reeditado con nuevas ilustraciones y ediciones. Una de ellas (la que se puede ver arriba en la imagen) ganó el Premio Nacional de Ilustración en 2001.

El cuento, a pesar de ser corto, tiene una gran calidad narrativa y de mensaje que se incrusta en el lector. En primer lugar, su hechura no se aleja de la clásica literatura de Saramago y es evidente su escritura. El involucramiento del narrador al contar la historia es tan propio de él que nos hace recordar otras de sus obras, como si fueran elipsis para nosotros, pero no para él. La magia comienza en la forma poética en que resalta la niñez y su pensamiento a través del protagonista.

Este es, quizá, el primer mensaje que nos da y es explícito: los niños no necesitan realidades, el pensamiento y la imaginación es lo que da vida a todo. Pueden ir de un paso a otro creyendo que es un salto de kilómetros, creer que han pasado de la Tierra a Marte o imaginando que son astronautas. La imaginación del infante es tan poderosa que en un sólo enunciado nos lo hace imaginar (amén de las ilustraciones excepcionales que tiene el libro y que logran hacernos convencer que no se trata de un pueblo o de un rancho, sino de la realidad distorsionada del niño, de su realidad).

El segundo mensaje nos llega sólo un par de hojas después, cuando el niño encuentra a la flor, y de ahí podemos tener miles de pensamientos. Uno de ellos es que, para cualquier adulto, la flor sería una cosa más que dejarían morir y pasarían de largo. Otra es que el propio intelecto desarrollado por su experiencia haría que desenterrara la flor y la llevara a otro sitio, quizá más cerca del río. Otro, sería simplemente matarla. Y así hay muchas opciones. Pero el niño es especial, es un niño de cuento, como dice Saramago, lo que le da una especie de bondad sobrehumana y una ternura inexistente que, sin importar que tenga que ir cien mil veces del río a la flor y viceversa, no ceje en su intento por darle agua a la flor. Eso es una muestra de amor puro. ¿Quién haría eso por una flor o, ya no digamos, por otra persona?

Esa es la grandeza que nos cuenta, que quiere que conozcamos, que quiere que no olvidemos cuando crezcamos o para los que ya crecimos, que la recordemos. La flor se convierte en una inmensa flor, que es mucho más grande cualquiera del pueblo, y así es la bondad, las buenas acciones, más grandes que nosotros.

De forma tan especial, Saramago nos pone desafíos tras leer la historia. ¿Somos capaces de entender el cuento? ¿Somos capaces de volver a ser niños? ¿Somos capaces de entender a los niños? ¿Podemos contar la historia a nuestro modo, es decir, ser bondadosos con otros y aprender de ella? Ya veremos.

• FICHA TÉCNICA •
Título Original: A Maior Flor Do Mundo
Autor: José Saramago
Ilustraciones: João Caetano
Año: 2001
ISBN: 978-8420443546
Páginas: 36

• FRASES •

• Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas.

• ¿Y si las historias para niños fueran lecturas obligatorias para adultos? ¿Seríamos realmente capaces de aprender lo que desde hace tanto tiempo venimos enseñando?

Calificación: 8.5/10

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LA FLOR MÁS GRANDE DEL MUNDO

(A Flor Máis Grande Do Mundo)

[2007]

Estreno: 7 de Mayo del 2007 [Festival De Cans/España]
Reparto: José Saramago [Narrador]
Director: Juan Pablo Etcheverry
Género: Animación. Cortometraje.

Fue hasta el 2007 que Pablo Etcheverry estrenó el cortometraje en el Festival de Cans, en España, donde fue muy bien recibido. Se trata de un corto de poco más de 10 minutos realizado con la técnica de stop-motion, música de Emilio Aragón y narrado por el propio José Saramago.

El corto recurre al cuento de manera completa, pero le agrega una breve introducción que añade a la perspectiva una cosa muy profunda: la urbanización. Ese pequeño agregado de apenas un minuto cuenta mucho y le da a la historia más calidad, ahora añadida a lo visual. Los hombres buscan asentarse y olvidan que ya hay seres vivos ahí, y quieren quitarlos de su hábitat para colocarlos en uno artificial (lo que hace el padre al desenterrar la planta y llevarla a su casa). Lo que le da un impacto más grande a lo que hace el niño, no la desentierra, como hizo su padre, sino que lleva el agua. Ahí está mi respuesta de la pregunta que hice más arriba.

La urbanización es un problema por la tala de árboles, la extinción de especies y el maltrato a la naturaleza, muy bien mostrado en este pequeño cortometraje. ¿Podemos verlo sin sentirnos culpables? Ahí otro desafío.