Mujer XIV



Pasaron varias semanas para que Sofía pudiera recuperar el hala al igual empezó a tener movilidad en su cuerpo, lo malo al parecer había perdido la memoria de lo ocurrido recordaba cosas, pero no el día del accidente y cuando ingreso al hospital. También recuerdo que el oficial Pérez había halado con Eduardo para que diera su testimonio ya que como Sofía había perdido la memoria eso atrasaría más las investigaciones.

***
Hoy era un domingo distinto o así parecía como el lunes era día feriado tenía un día más para descansar de aquel aburrido trabajo que tenía, lo único que quería era visitar a Sofía y ver su estado de salud; era extraño estar con ella ya que no me reconocía del todo así que pesen que lo mejor no era en hostigarla demasiado con recuerdos del pasado y que lo mejor era tener una plática con ella y así ayudarla a que me recordara y recordara que alguna vez éramos novios. Aquella vez que fui, era algo incómodo ya que ella me observaba como a un extraño era difícil ver que ella estuviera ahí en la cama de un hospital observando por la ventana, perdida y confusa como tratando de recordar y saber cuáles fueron los motivos que produjeron su estado actual, sin duda fue algo conmovedor y triste.

No perdí más tiempo y me dispuse ir al hospital tenía que animarla y sobre todo enseñarle que me importa mucho, subí al coche y empecé a conducir, mientras lo hacía recordé que no llevaba nada para ofrecerlo como un obsequió; lo único que vendían a fuera del hospital eran flores, cajas de chocolates, ositos de peluche y cartas que siempre decían “recupérate pronto” ella se merecía más que eso. Así que decidí primero pasar por la plaza que está ubicado cerca del hospital y comprarle algo especial, algo con el cual pudiera demostrar mi apoyo hacia ella.

Estacioné el coche y entre a la plaza, después me dirigí a una tienda de regalos y vi una preciosa caja musical era perfecto pensé. Una vez que lo compre salí de aquella tienda y me dispuse a marcharme, pero de pronto a fuera de la plaza escuche a una pareja peleando, solo voltee a ver lo que pasaba y mis ojos no podían creer lo que estaba viendo era aquella mujer que discutía con un hombre, sin duda era el mismo de aquel auto deportivo que vi aquella vez.

— ¡Eres un tonto! porque no me dejas tranquila ya no quiero verte, no lo entiendo porque insistes. Lo mejor es que cada quien tome su camino. — Decía aquella mujer que desconsolado dejo brotar lágrimas en sus ojos.

     Vanessa eres mi chica, sé que fui un idiota no debí tocarte, pero ese día estaba furioso y no pude controlarme.

     Los tontos como tú nunca cambian, ya no puedo creer en tus palabras, puedo vivir sola y buscar un trabajo, solo te pido que te alejes de mi vida.

     Eres una tonta y de vas a trabajar no sabes hacer nada, todo lo que tienes te lo he dado y ahora dices que no me necesitas lo único que puedes hacer es en acostarte con otros y vaciarles sus bolsillos, ese es lo único que sabes hacer perra.

     Eso era lo que quería ver de ti, eres tan compulsivo que no sabes controlarte siempre expulsas tu ira y destruyes todo, así como lo hiciste conmigo. Un hombre que no es dueño de sí mismo, no puede estar conmigo, dices que soy tu chica, pero siempre he sido de tu propiedad, jamás me amaste siempre quisiste utilizarme, soy diferente a las demás con quien te revuelcas.

     ¡Cállate perra! — Solo por intuición y la manera de ver a ese hombre y de lo que estaba a punto de hacer, hizo que me atravesara y sujetara su mano.

     ¡Alto! No dejare que le pongas una mano encima a la señorita. — dije sujetando su puño de aquella persona que media más que yo y se veía que con una condición física mejor que el mío, aun así, no sabía cómo había sacado el valor de oponerme ante el cualquier otro lo hubiera pensado más de tres veces.

Con su tremenda fuerza y condición física me levanto con tanta facilidad que sin mucho esfuerzo me arrogo a un lado, el dolor que sentí fue insoportable, tanto que pensé si no fue un descuido de mi parte haberme enfrentado a aquella persona. Antes de poder levantarme sentí como sus manos agarraban mi cintura y me volvía a lanzarme a otro lado, su fuerza era sorprendente alguien que jamás se había ejercitado seriamente nunca iba poder contra él. Afortunadamente una señora que vio todo había pedido ayuda a los vigilantes de la plaza y fueron a mi ayuda entre cuatro pudieron someterlo, fue extraño no sabía si sentirme aliviado o había hecho el ridículo ante ella. Una mujer así saliendo con ese tipo era algo normal a esa clase de mujeres les gusta hombres altos y fuertes y no alguien como yo.

La vi llorar y se acercó poco a poco hacia mí, solo se me ocurrió preguntarle si estaba bien si no le había pasado nada, ella solo dijo que estaba arrepentida y se sentía cúlpale, por el daño causado. Vi aquella mirada, una mirada dulce, hacía que el dolor desapareciera, el color de su cabello y aquel aroma hacia que todo lo que pase valiera la pena, ella se me acercó más y me abrazo, por fin pude sentir su piel, su cabello en el mío y sobre todo su voz suave diciendo “lo siento mucho”.  


  


Continuara…

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     Y bien aún seguirás fingiendo que has olvidado todo. Sabes muy bien que no me puedes engañar.

     Largo de aquí, déjame sola. Si no lo sabias cualquiera puede vernos. La policía esta…

     No es necesario que me lo digas, ya hablé con uno de ellos y piensan que lo que paso no fue un accidente. Yo ya no tengo nada que perder, pero tu… Cuanto más; la pregunta es que tanto podrás mantenerte fingiendo.

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