El Fugitivo (Capítulo 2)
CAPÍTULO 2
-Mira –me dijo mi compañero de celda mientras señalaba el excusado-, se parece a ti.
Nos reímos durante unos minutos y me hizo la pregunta que estaba evadiendo hace unos días. Igual yo la evadía porque no quería que los demás supieran lo que estaba planeando, pero él había sido lo más cercano a un amigo y se lo debía. Tal vez aceptara irse conmigo.
-¿Ya sabes cómo te vas a escapar?
-Pues sí, creo –Claro que lo sabía, o al menos eso pensaba pues ya había hecho la elección de la mejor manera-. Lógicamente será en la noche, haré un poco de actuación para el público simulando un ataque respiratorio o algo así, y me llevarán a la enfermería, ahí no habrá mucho problema, sólo aprovecharé el momento y mataré al doctor. Revisaré sus bolsillos y debe tener unas llaves para salir, las tomaré y me iré, no sin antes cambiarme de ropa.
-Suena bien. A prueba de fallas –siempre que decía eso era porque encontraba fallas en los planes que le contaba-. Y, dime, ¿qué harás con las cámaras?
Odiaba que me mencionara mis errores, pero a la vez eran bienvenidos. Cada vez que le contaba uno de mis planes durante los 15 años que estuve preso veía fallas que remarcaba hasta el cansancio y que yo prefería no resolver. Sólo comenzaba desde el principio. Una vez más. Las primeras veces no llevaba a cabo los planes, pero cuando me di cuenta que si no los probaba no sabría si resultarían o no, comencé a hacerlos.
-Creo que no hay un buen plan si no se arriesga en alguna parte de él. Dejaré que las cámaras trabajen y actuaré rápido. –Mientras lo decía, iba apareciendo una idea: una pelea, por supuesto. Creo que él también tuvo la misma idea porque me miró y sonrió-. ¿Me ayudarás?
-Sabes que lo haré. Déjame ver cómo lo hago, pero esta vez tu plan me está gustando. Quizá hasta acepte irme también.
Los dos hablamos un rato sobre otras cosas para despejar el entusiasmo del plan y al final dormimos. Tuve un sueño en donde volaba encima de la ciudad, y el que me diga que eso no era una premonición que me la chupe durante cinco minutos.
Nos reímos durante unos minutos y me hizo la pregunta que estaba evadiendo hace unos días. Igual yo la evadía porque no quería que los demás supieran lo que estaba planeando, pero él había sido lo más cercano a un amigo y se lo debía. Tal vez aceptara irse conmigo.
-¿Ya sabes cómo te vas a escapar?
-Pues sí, creo –Claro que lo sabía, o al menos eso pensaba pues ya había hecho la elección de la mejor manera-. Lógicamente será en la noche, haré un poco de actuación para el público simulando un ataque respiratorio o algo así, y me llevarán a la enfermería, ahí no habrá mucho problema, sólo aprovecharé el momento y mataré al doctor. Revisaré sus bolsillos y debe tener unas llaves para salir, las tomaré y me iré, no sin antes cambiarme de ropa.
-Suena bien. A prueba de fallas –siempre que decía eso era porque encontraba fallas en los planes que le contaba-. Y, dime, ¿qué harás con las cámaras?
Odiaba que me mencionara mis errores, pero a la vez eran bienvenidos. Cada vez que le contaba uno de mis planes durante los 15 años que estuve preso veía fallas que remarcaba hasta el cansancio y que yo prefería no resolver. Sólo comenzaba desde el principio. Una vez más. Las primeras veces no llevaba a cabo los planes, pero cuando me di cuenta que si no los probaba no sabría si resultarían o no, comencé a hacerlos.
-Creo que no hay un buen plan si no se arriesga en alguna parte de él. Dejaré que las cámaras trabajen y actuaré rápido. –Mientras lo decía, iba apareciendo una idea: una pelea, por supuesto. Creo que él también tuvo la misma idea porque me miró y sonrió-. ¿Me ayudarás?
-Sabes que lo haré. Déjame ver cómo lo hago, pero esta vez tu plan me está gustando. Quizá hasta acepte irme también.
Los dos hablamos un rato sobre otras cosas para despejar el entusiasmo del plan y al final dormimos. Tuve un sueño en donde volaba encima de la ciudad, y el que me diga que eso no era una premonición que me la chupe durante cinco minutos.
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