Realidad compartida VI Fantasía

Realidad compartida
VI
Fantasía

Pasaron 4 cuatro años desde que Brenda murió, mi vida no volvió a ser igual desde aquel fatídico día. Mis amigos de la secundaria como algunos ya de prepa se preocupaban mucho por mí, decían que estaba obsesionado y que necesitaba ayuda psicológica. En algunas ocasiones intentaba salir con otras chicas; incluso antes de graduarme conseguí salir con una compañera de otro grupo, pero siempre rompía mi relación a pesar de que no existía algún problema en la relación, más bien el problema era yo y no ella. Todo era difícil y amar otra persona se volvió algo imposible, el sufrimiento era mío y por lo tanto no podía pensar en alguien más… una realidad compartida con la persona que siempre ame.   
Poco a poco recobraba la conciencia, los rayos del sol se colaban en el estacionamiento, como pude me incorporé, aún tenía el arma en mano y en mi bolsillo derecho de la chaqueta los dos empaques de munición, por alguna razón verifique cuantas balas contaba en la pistola y las que faltaba las tome de uno de los empaques para así a completar y estar seguro que el arma estuviese cargada por si los volvía a requerir. La sensación era distinta aun así estaba solo en el estacionamiento, mire alrededor y después en el suelo y ahí estaba el ramo de flores que olvide en la estación del vigilante del estacionamiento, cheque el reloj y aún era la 1:35 pm, por alguna razón un poco extraña sabía que estaba a tiempo.
Ya no tenía nada que hacer en el estacionamiento, así que decidí caminar, mientras lo hacía pensaba en aquella mujer, claramente ella me dijo que eran las rosas que me pidió y también sabia mi nombre, casi estaba seguro que ella estaba detrás de todo esto, pero que ha sido todo eso, los desmayos, esos lugares raros, las pesadillas y las dos criaturas que he tenido que combatir, no quiero sonar incrédulo, pero es como si todo esto tuviera algo de paranormal.
Saliendo del estacionamiento la luz del sol me trajo tranquilidad y por un momento me sentí en paz conmigo mismo, como si me hubiera liberado de todo lo malo. Camine en la banqueta y mientras escuchaba el sonido de los autos y las personas que transitaba a mi alrededor, esa tranquilidad estaba desapareciendo poco a poco, algo malo estaba por ocurrir y no sabía que más iba a ocurrir. Solo sabía que las respuestas las hallaría llegando a mi punto de reunión.
 Llegando al cruce me llego antiguos recuerdos que estaban cubiertos por el olvido, pero ahora después de siete años las cosas habían cambiado, aún estaba la dulcería el lugar de reunión el cual se convirtió una tragedia. El semáforo dio luz verde y los vehículos del cruce se detuvieron como seña de dar paso a los vehículos que pasaban en frente de ellos y los transeúntes, el sol estaba ya casi en su clímax, era como aquel día de hace siete años, recuerdo que también era un día caluroso y con tráfico, pero la diferencia es que ahora es diferente, tengo una cita, pero esta vez es con el destino.
Cruzando la calle mire que alguien me estaba viendo desde la dulcería, mi mirada enfoco que detrás de aquella ventana de la dulcería había alguien asomándose y como siguiendo mi trayectoria después de la nada desapareció, llegando al otro extremo de la calle e incorporándome en la banqueta me quede en la esquina de la dulcería y así estuve cierto tiempo esperando, hasta que el calor me sucumbió y decidí entrar en la dulcería con la intención de comprar algo que me calmara la sed y sobretodo que me refrescara y así asegurarme de la otra persona que me estaba viendo detrás de la ventana con la distancia no pude distinguir si se trataba de esa extraña mujer y además nadie ha salido o entrado en la tienda.
Entre en la dulcería y se escuchó la típica campanita cuando se abre la puerta dando a entender de que un cliente ha entrado, el lugar estaba desolado a pesar de que era entre semana. — Disculpe a alguien que me pueda atender— no obtuve respuesta mire un poco la tienda y me di cuenta de que no había nadie, solo estaba yo, podía haber jurado de que cuando cruzaba la calle había alguien viéndome en la ventana, pero nadie ha salido o entrado después de quince minutos, esto sí que es extraño, algo no está bien. Mire un poco más la tienda antes de salir y ahí en el estante donde estaban todo lo relacionado a chocolates y bombones estaba el dulce preferido de prenda era unos chocolates los cuales estaban rellenados con rompope, además de tener cacahuate, pequeñas piezas de cacahuate envolvían aquel mangar.
El lugar está vacío, es mejor salir…— Ya te vas, pero aun no me has comprado nada —  una voz suave y hermosa se escuchaba detrás de mí y volteé la cabeza para ver si se trataba de aquella persona y si efectivamente era ella, solo que en esta ocasión usaba un pantalón de mezclilla color azul marino, una blusa que mostraba el alce de sus pechos color verde limón y una pequeña chamarra de cuero color negro azabache por momentos me sentí atraído por ella, no solo por su belleza sino también por su provocativa figura y la vestimenta que usaba.
    ¿Quién eres? ¿estas detrás de todo esto?, pero sobre todo que está pasando.
    Aun no lo sabes… estas dentro de tu subconsciente y todo lo que has visto y vivido es porque tú mismo lo has creado.
    Pero… yo — no podía entender las palabras de aquella mujer.
    Alan, creo que te había dicho que el tiempo borro tu memoria y triste es que no sepas quien soy. Te suena el nombre de Brenda.
    ¿Cómo? — por un momento quedé paralizado y me empecé a sentir mal como en las demás ocasiones y un extraño golpe sonoro como el choque de un vehículo empezó a aturdirme, es como si las escenas del accidente de Brenda pasaran delante de mí.
    No eres capaz de olvidar — Brenda, acaso esa mujer que esta parada enfrente de mi es Brenda, así es como se hubiera visto después de siete años, casi me es irreconocible, pero puede ser ella. — la oscuridad se alimenta de tu soledad y arrepentimientos. Alan para él es como si fueras su fuente de energía. No podrás aguantar tanta depresión, el día es cálido, pero en tu alma es como si fuese un invierno que a cubierto tu corazón. El mundo de fantasía se está empezando a completar y no solo tu sino la ciudad se cubrirá dentro de ella.
    Espera a que te refieres con eso, si realmente eres tu porque me haces tanto daño. Mi intención no fue llegar tarde, perdóname no quise llegar tarde, si hubiera llegado a tiempo aun estarías a mi lado.
    Si sobrevives te veré en el mundo de fantasías Alan, solo procura no llagar tarde y trae contigo el ramo de flores que te pedí.
Poco a poco el dolor empezaba a desaparecer y pude levantarme bien, en cambio Brenda caminaba por la puerta que da acceso a los empleados detrás de la mesa donde está el cajero y antes de abrir la puerta voltio a verme y señalando con el dedo índice apunto donde está el baño y saliendo de ella una persona salió con la cabeza colgando de su hombro, pareciere que le había cortado el cuello a medias era una escena aterradora y después se escuchó como la puerta donde estaba Brenda se cerró por completo.
El monstruo se me acerco a gran velocidad y tomándome del cuello me levanto como si no tuviera peso, tenía el uniforme de un vendedor de dulce y su cabeza colgaba a un lado y con su mirada me observaba, una mirada vacía y borrosa, era como el de un muerto de un zombi.
Su fuerza era tremenda y la pistola estaba metido en el cinturón del pantalón, solo contaba con el cuchillo de frutas era la única cosa que estaba a mi alcance, decidí probar suerte y sacarlo de mi chamarra aun que le cause poco daño quizás tenga posibilidades de zafarme antes de morir asfixiado, solté una mano y busque el pequeño cuchillo de frutas y en seguida se lo metí en su cráneo, pero nada después intercambie el cuchillo a mi otra mano con la intención de cortarle el resto del cuello ahí fue cuando me soltó y en seguida cayó al suelo convulsionándose, el ramo de rosas estaba en el suelo y el cuchillo de frutas estaba totalmente ensangrentado, pero al cortarle el cuello no vi que le saliera sangre, exhausto caí al suelo.
Era un atardecer y los niños empezaban a salir de la escuela, me senté en el parque y me dispuse a comer un pequeño refrigerio, al terminar solo quedaba otro envase el cual contenía fruta picada y en ella el cuchillo de frutas que usé para córtalas en pequeños trozos, pero antes de comerla escuche un grito que se ahogó en instantes, al principio no hice caso, pero algo dentro de mi empezó a incomodarme, así que me propuse a investigar el lugar donde provenía aquel grito así que tome mis pertenecías y decidí a indagar, mi sorpresa fue que alguien estaba detrás de un amplio depósito de basura, solo se podía observar sus pies al acercarme con cierto sigilo vi que se trataba de un hombre que abusaba sexualmente de una menor, como pude lo tome del abdomen, pero con su fuerza me empujo, él era un poco más grande que yo, pero al ver su rostro me quede paralizado era el mismo que ocasiono la muerte de Brenda, el mismo que soborno para obtener su libertad y ahora el destino me daba otra oportunidad de exigir justicia. El trato de escapar, pero yo no lo deje ir fácilmente, lo odiaba con todas mis ganas.
    Hijo de perra suéltame.
    No te dejare ir tan fácilmente, porque tu mataste a mi novia, jamás te lo perdonare y no dejare que lo que le acabas de hacer a esa niña, esto no quedara impune.
    Pero que dices… acaso te conozco mocoso.
Como pude saque el cuchillo de frutas y le corte la garganta el trato de luchar, pero entre más lo hacía más le perforaba el pequeño cuchillo en su garganta. El solo me veía y le dije      — jamás te lo perdonare esta vez no te saldrás con la tuya. Hace cuatro años atropellaste a una persona en la avenida Carmen con esquina a la calle san Jorge.
    Tu eres…— no pudo articular más palabras, en su boca comenzaba a salir sangre y en poco tiempo su vista se nublo, sabía que estaba muerto y sin más lo solté.
Desperté y en el reloj que colgaba en la tienda marcaba las 2:30 pm ya era tarde y decidí salir de la tienda, pero la puerta estaba bloqueada por estantes de la tienda y sin más me mareé, pero en un corto plazo y el lugar de la dulcería había cambiado por completo, era la misma tienda solo como si hubiera pasado más de cien años, la luz de la dulcería bajo y contrabajo podía distinguir, saque en la linterna y en el suelo estaba el ramo de rosas y el cuchillo de frutas, los tome y en donde estaba el estante de despacho había sangre que formaba un pequeño camino hacia donde vi por última vez a Brenda. Posiblemente a eso se refería Brenda por eso me enseño donde tenía que verla, no solo yo sino algo una fuerza paranormal esta consumiendo mi alma y desea que concluya con todo esto. Caminé por aquella puerta y al entras me volví a sentir mareado, pero fue algo fugas, una vez adentro estaba en lo que Brenda llamaba como el mundo de fantasía, era una habitación lúgubre, con poca iluminación y al final de la habitación estaba un machete y a lado una puerta de un color que resaltaba más que la habitación y a lado otra puerta la cual se empezó abrir y en ella salió el mismo hombre que vi desde un principio, una persona alta y delgado, con una bata sucia de sangre y una cabellera larga y sucia y en su mano derecha un machete con sangre u oxido. Era como estar enfrente de mí, un reflejo de mí mismo.


No te pierdas el último capítulo de Realidad compartida el martes 16 de enero

No hay comentarios.

Publicar un comentario